Al principio de todo no existía nada. Todo era un mar de nada. La nada no tiene color. La nada no tiene forma. La nada no tiene olor. La nada no tiene sabor. La nada no tiene sonido. La nada no es nada.
En este mar de nada existían dos entes o energías: Aquella que formaba la Oscuridad Perfecta y la que formaba la Luz Perfecta.
Ambas fuerzas, tal vez atraídas por su opuestidad o por aburrimiento, se acercaron la una a la otra.
Al unirse crearon una nueva forma de energía: La Energía Nova, una mezcla de la oscuridad y la luz en estado puro. De la creación de la Energía Nova se generó un residuo conocido como Materia Oscura. La Energía Nova se expandió dentro de la Materia Oscura hasta crear una gran burbuja que delimitaría el universo.
Tras la expansión, la Materia Oscura ganó consciencia de su propia existencia y decidió bautizarse a sí misma como La Consciencia.
La Energía Nova se replegó, formando un sinfín de esferas de luminosas conocidas como Novas.
La Consciencia ideó un gran plan: El universo, y para llevarlo a cabo utilizó el poder de cuatro Novas para crear cuatro agentes, dotados de su propia consciencia, para que la ayudaran a realizar su voluntad.
En primer lugar creó a N'os y lo llenó de emociones. Después creó a M'ya y con ella los sentimientos. El tercero fue D'rb, lleno de instintos. La Consciencia completó su obra creando a N'sh, el ser definitivo.
La Consciencia dotó a sus cuatro hijos de pensamiento. Viendo lo poderosos que estos pensamientos eran, dividió el universo en dos mitades: El Plano Astral para contener los pensamientos de sus hijos y el Plano Terrenal para continuar con su obra.
Los primeros pensamientos de los dioses crearon los primeros recuerdos y estos recuerdos generaron la energía primigenia que llenaría el Plano Astral.
Para unir ambos planos de existencia, La Consciencia creó el Antiplano, la barrera y argamasa que mantendría a ambos planos aislados pero unidos y en contacto.
Para evitar que los recuerdos se mezclaran entre ellos, La Consciencia creó un Alma para cada dios, un receptáculo donde almacenar sus recuerdos.
En ese momento cada uno de los dioses fue consciente de sí mismo como una entidad única.
La Consciencia otorgó a sus hijos la habilidad de convertir Energía Nova en materia. Así, los dioses crearon las galaxias, las estrellas y todos los cuerpos celestes dentro del Plano Terrenal.
Después, La Consciencia creó los mundos en el Plano Terrenal y a cada uno le otorgó su propia alma Plano Astral, pero no pensamiento ni recuerdos.
Para evitar que estas almas menores, no tan poderosas como las de los dioses, se perdieran en Plano Astral, La Consciencia unió cada alma a su cuerpo con una cadena dorada, permitiendo a ambas partes: cuerpo y alma, estar siempre unidas.
La Consciencia creó el tiempo, para que las cosas transcurrieran y se envejecieran, dando paso a las nuevas. De éste modo imbuyó al Antiplano con el cometido de hacer pasar los segundos, los días, las horas y los años.
Tras ello, La Consciencia ordenó a los cuatro dioses que se pusieran a trabajar en la creación de la vida, para que ésta habitara en los mundos.
N'sh fue el primero en crear vida y los denominó Drako; la segunda vida fue a semejanza de N'os, creando los Ral; luego fue el turno de M'ya que creó a los Kaar y finalmente fue el turno de D'rb que creó los Darín.
Cuando las razas se habían extendido y procreado un millón de veces, La Consciencia decidió otorgarles la bendición de un alma para cada uno, de la consciencia propia, de la voluntad y del recuerdo.
La Consciencia creó a los animales y las plantas y los unió al alma de cada mundo.
Por orden de La Consciencia, cada uno de los dioses primigenios eligió siete hijos y estos ascendieron para convertirse en un total de los veintiocho dioses mayores, de poder mucho menor que sus padres. Su cometido sería guiar a sus hermanos y hermanas y ayudarles a crecer y reproducirse.
La Consciencia contempló el universo y lo que vio le produjo satisfacción, así que retiró a los dioses primigenios el poder crear materia.
Cansada, La Consciencia se retiró a dormir durante una eternidad.
Durante esta generación, D'rb es destruido al intentar imbuir 100 armas con el poder de una Nova, creando las Armas de D'rb.
Tras la Gran Guerra Hiérica, donde N'sh fue encerrado en el Antiplano, N'os y M'ya se fusionan creando un nuevo dios: Jaris, terminando así con la era de los dioses primigenios y permitiendo a los dioses mayores más poderosos ascender a sus propios hijos en deidades, todos estos nuevos venidos de la décima generación en adelante se conocerían como dioses menores.
Además de esto, viendo los terrores que la Gran Guerra Hiérica habían causado, los dioses llegaron a un acuerdo: nunca más intervendrían directamente en los asuntos mortales de forma directa.